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Lorenzetti habló sobre la renuncia de Highton de Nolasco

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Ricardo Lorenzetti

Horas después de que se conociera la salida de Elena Highton de Nolasco de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti se refirió en público a la división que existe en el tribunal como consecuencia de “trascendidos y rumores” que desprestigian la imagen de la cabeza de unos de los tres poderes del Estado. No obstante, aclaró que “este problema” no impide el normal funcionamiento de la Corte y negó la versiones que indican que no se habla con Horacio Rosatti.

“Cuando yo entré, en 2005, había problemas de trascendidos que desprestigiaron mucho a la Corte de los 90, trascendidos internos, una versión más devaluada de lo que era la idea de un cortesano. Nosotros establecimos una política de Estado y creamos el CIJ (Centro de Información Judicial), concentrando toda la información pública y oficial. Eso funcionó durante muchos años muy bien y en los últimos años volvimos a tener los problemas de trascendidos que tenemos ahora”, introdujo Lorenzetti en diálogo con Ernesto Tenembaum en radio Con Vos.

Y continuó: “Creo que no hay manera de que una institución funcione en base a trascendidos, le hacen daño, es una cuestión de seriedad y de respeto”.

Cuando le preguntaron por quienes le atribuyen justamente esos rumores y trascendidos a su oficina, el magistrado contestó: “Yo no hago nada de eso, hablo con todos las veces que sea necesario y siempre lo hice durante muchísimos años. Fui más de una década presidente y nunca ocurrió esto. Tenemos que brindar ejemplaridad. Ahora tenemos una crisis y habrá que solucionarla”.

En otro tramo de una extensa entrevista de la que también participaron los periodista Gustavo Grabia y Paz Rodríguez Niell, Lorenzetti negó versiones que indican que directamente no se habla con Rosatti, recientemente elegido como nuevo presidente del cuerpo.

“Por supuesto que es mentira, nos conocemos hace muchos años. Cuando yo entré a la Corte, el doctor era ministro de Justicia y fue quien me recibió. También estuve cuando era Procurador… Nuestra responsabilidad es dialogar, consensuar… y es normal que haya disidencia”, explicó.

Esas “disidencias” son posiciones jurídicas, no personales. La principal fue reflejada en una carta del propio Lorenzetti en donde se expresó en contra del auto voto de Rosatti que le permitió transformarse en presidente de la Corte.

“Hay cuestiones que hay que explicar. Yo envié una carta explicando una posición frente a alguien que decide votarse a sí mismo. Hay dos posiciones: una que dice que es legítimo y otra que dice que no. Yo sentí la necesidad de fijar posición porque no pude estar en ese acuerdo, la presenté, la agregaron y la hice pública. Eso no significa impugnar la designación del doctor Rosatti”, desarrolló.

Una vez más, el magistrado cuestionó que Carlos Rosenkrantz haya convocado a la audiencia para elegir a las nuevas autoridades en un horario en el que sabían que él no iba a poder participar porque tenía compromisos agendados en Naciones Unidas.

“La elección siempre se hizo por acuerdo ordinario. Esta fue una excepción. Yo no estaba simplemente en un zoom. Yo fui designado por el Estado argentino en dos oportunidades. Primero por la presidenta Cristina Kirchner y en una segunda oportunidad por el presidente Macri. Represento al Estado argentino en un organismo de Naciones Unidas que sesiona para elaborar acuerdos internacionales sobre contratos. No es un zoom donde uno dice lo suspendo y listo, es una sesión de Naciones Unidas”, dijo.

Sin diálogo con el Gobierno

Lorenzetti reconoció que la actual conformación de la Corte no tiene diálogo con el gobierno nacional. Si bien dijo que ese tipo de encuentros son responsabilidad del presidente del tribunal -actualmente Rosatti-, desde que asumió el ministro de Justicia Martín Soria no hubo una convocatoria oficial. “Eso no sucedió. Acá lo importante es hablar de las reformas. Hicimos un plan de políticas de Estado donde están todas estas reformas para acelerar procesos y nunca hemos logrado un acuerdo… Y pasaron cuatro presidencias”, contestó.

En ese sentido, planteó que es importante discutir “seriamente” la independencia del Poder Judicial. “Hay que darle instrumentos para elegir a los jueces de manera rápida, autonomía presupuestaria y reformas necesarias”. En ese marco, se quejó por la cantidad de vacantes que hay en tribunales de todo el país. “Hay jurisdicciones donde no hay jueces”, alertó.

  • “¿Cristina, Macri o Alberto; qué juez se enojó más con la Corte en todo este tiempo?”, preguntó Tenembaum antes de cerrar la entrevista. “Todos se enojaron, pero nosotros no podemos aplicar fallos para que se enojen o no, nosotros tenemos que aplicar la Constitución Nacional”.

En medio de la «confesión» de Lorenzetti, ¿cómo funcionará la CSJN con 4 jueces?

Con la anunciada renuncia de Elena Highton a partir del 1 de noviembre, la Corte Suprema de Justicia emprenderá el desafío de funcionar con cuatro miembros a la espera de que el Ejecutivo proponga a un candidato -probablemente mujer- que pueda sortear su suerte en el Senado donde necesita ser convalidado por dos tercios de los votos. Para la Corte, la decisión de un postulante está en manos de la política y por lo tanto entiende que no tiene nada que opinar. En el mientras tanto, los jueces no piensan “paralizarse”: seguirán analizando y resolviendo fallos con la firma de cuatro ministros.

“La Corte no quedará detenida. ¿O acaso en otra época no funcionó con tres jueces?”, razonan en el cuarto piso del Palacio de Tribunales, en alusión al escenario que se dio tras la renuncia de Carlos Fayt en diciembre de 2015 cuando Ricardo Lorenzetti, Elena Highton y Juan Carlos Maqueda analizaban y votaban resoluciones hasta que los candidatos propuestos por Mauricio Macri, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, llegaron para integrarse al máximo tribunal tras conseguir el acuerdo en el Senado.

Para que una resolución se convierta en sentencia, necesita de tres votos coincidentes. Si no hubiesen tres votos coincidentes (es decir, un escenario de dos votos a dos), el trámite ya está previsto y no es nuevo. Se sortean conjueces entre los presidentes de las Cámaras Federales del país para ser convocados a pronunciarse, como si fueran el juez de la Corte que falta.

Solo un ejemplo: así sucedió con la causa Farmacity recientemente, cuando la Corte Suprema debía resolver sobre el reclamo de la empresa -una sociedad anónima- para poder instalarse en la provincia de Buenos Aires, a contra marcha de lo previsto en el artículo 14 de la Ley 10.606. En esa causa se excusaron de intervenir Rosenkrantz y Rosatti por diferentes motivos. Por lo tanto, tras una audiencia pública, y ante la imposibilidad de que los tres integrantes del tribunales llegaran a una opinión unánime, se sortearon a dos camaristas: Martín Irurzun, de Comodoro Py; y Mirta Gladys Sotelo de Andreu, de Corrientes. En ese fallo, la Corte resolvió -con los votos de Lorenzetti, Highton e Irurzun- rechazar la demanda de la firma, mientras que la jueza de Corrientes votó por la inconstitucionalidad de la ley. Maqueda no se pronunció.

Además de las causas que lleguen a esa instancia, la Corte también tiene bajo su órbita la resolución de cuestiones administrativas, como contratos, licitaciones y otras cuestiones de relevancia. En 2018, apenas Rosenkrantz se hizo cargo del máximo tribunal, una mayoría de Lorenzetti, Maqueda y Rosatti resolvió que esas resoluciones ya no estarían en cabeza del presidente de la Corte sino que serían decisiones colegiadas, con la firma de tres ministros. Ese escenario también se mantiene actualmente y por lo tanto la integración de cuatro integrantes en la Corte no modifica la situación. Lo que sí cambió desde que Rosatti asumió la presidencia el viernes pasado es el orden de circulación de firmas, indicaron fuentes judiciales.

En la mañana del martes, en la tradicional reunión de acuerdo que protagonizaban los jueces del máximo tribunal, Highton de Nolasco pidió permiso para retirarse. Se iba para hablar por teléfono con el presidente de la Nación Alberto Fernández. Era el anuncio de su renuncia, a sus 78 años, después de haber sido magistrada del tribunal durante 17 años -la mayoría de ellos como vicepresidente del cuerpo- y gracias a un fallo judicial que le permitió continuar más allá de sus 75. En las últimas horas, hubo especulaciones sobre una eventual renuncia de Juan Carlos Maqueda, de 71 años, al máximo tribunal, algo que -en el cuarto piso del Palacio de Tribunales- descartan de plano. Maqueda fue clave en la decisión que se tomó hace diez días cuando Horacio Rosatti fue elegido presidente del cuerpo.

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