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Casa Rosada: Cimbronazo y renuncias masivas

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Algunos de los funcionarios que presentaron su renuncia

Los ministros del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, de Justicia Martín Soria y de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza, de Cultura, Tristán Bauer, conjuntamente con la titular del PAMI, Luana Volnovich y la del ANSES, Fernanda Raverta pusieron a disposición de la Casa Rosada sus renuncias como consecuencia de la dura derrota electoral que sufrió el oficialismo en las elecciones Primarias

Son todos funcionarios que responden a Cristina Kirchner.

Con el pasar de los minutos se incorporaron el ministro el de Medio Ambiente, Juan Cabandié, el titular de Aerolíneas Argentinas, Pablo Ceriani, Martín Sabbatella, titular de ACUMAR, Victoria Donda, a cargo del INADI y el viceministro de Educación Jaime Perzyck.

En tanto, ministros como Jorge Ferraresi, de Hábitat; Gabriel Katopodis, de Obras Públicas; y Elizabeth Gómez Alcorta, de Mujeres, Género y Diversidad; de Seguridad, Sabina Frederic; de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, indicaron que el lunes pusieron sus renuncias a disposición pero no formalmente.

Los ministros que responden a Alberto Fernández no se acoplaron a la estrategia impulsada por Cristina Kirchner para presionar al Presidente a reformar la Casa Rosada.

La jugada se suma a otros gestos similares en los gobiernos de la provincia de Buenos Aires y de Santa Cruz, también gestionados por gobernadores del kirchnerismo, que tuvieron lugar en el comienzo de la semana, pocas horas después de la derrota en las PASO.

El lunes Alicia Kirchner le pidió a sus funcionarios que pongan la renuncia a disposición y este miércoles la ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García, informó que todo el Gabinete le presentó la renuncia al gobernador Axel Kicillof.

“Motiva la presente poner a su disposición mi renuncia al cargo de Ministro del Interior de la Nación con el que he sido honrado desde el 10 de diciembre de 2019″, escribió “Wado” De Pedro en una carta que le envió al Presidente este mediodía.

El dirigente de La Cámpora se dirigió a la Casa Rosada y le comentó que “escuchando sus palabras del domingo por la noche dónde planteó la necesidad de interpretar el veredicto que ha expresado el pueblo argentino, he considerado que la mejor manera de colaborar con esa tarea es poniendo mi renuncia a su disposición”.

Según informaron fuentes de la Casa Rosada, “todos los funcionarios formal o informalmente le comunicaron al Presidente que dispone de sus cargos”. Es decir, que si bien no le enviaron una carta a Alberto Fernández, le hicieron saber que pueden dar un paso al costado en el momento en que se lo pida.

Hasta ayer, desde Casa Rosada se consideraba que el mejor camino era mantener el Gabinete, como mínimo, hasta las elecciones generales del 14 de noviembre. En línea con esa postura respaldó, desde los simbólico, la continuidad del Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, con quienes se mostró en diferentes actos.

Desde el kirchnerismo pedían la cabeza de ambos en el corto plazo. Consideraban que eran los dos nombres propios que debían pagar la derrota del domingo. Cafiero como representante de la cúpula del Gobierno y Guzmán como el responsable de las medidas económicas, que no alcanzaron para poder generar el respaldo de la sociedad en las urnas.

El movimiento masivo de renuncias busca generar un efecto de cambio en el Gobierno frente a la dura derrota que sufrió el Frente de Todos en las urnas. Movimiento que desde la Casa Rosada negaron en reiteradas oportunidades advirtiendo que no estaba en el plan de acción renovar el Gabinete.

En paralelo a las renuncias, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, citó a los funcionarios que le responden a las 17:30 en la sede del Frente Renovador. Allí asistirán el ministro de Transporte, Alexis Guerrera; la titular de AYSA, Malena Galmarini, el titular del Banco de Inversión y Comercio Exterior, José de Mendiguren, y Claudio Ambrosini, presidente del ENACOM

La posibilidad de un cambio de Gabinete se barajaba en el Gobierno desde antes de las elecciones y volvió a quedar sobre la mesa en la noche del domingo, después de la paliza electoral. Desde los diferentes sectores de la coalición advertían la necesidad de generar cambios en el corto plazo para mostrar que el golpe electoral afectó.

Sin embargo, nunca se pensó en una escena como la que quedó planteada este miércoles con la mitad del Gabinete poniendo a disposición la renuncia en cadena y la otra mitad advirtiendo que ya lo había hecho de palabra el lunes por la mañana.

No hubo unidad de criterio, por lo que se desconoce si Alberto Fernández estaba al tanto de la situación o se enteró este mismo mediodía. Desde Presidencia aún no hay ningún comunicado ni mensaje que siente una posición sobre lo sucedido.

La interna de Alberto Fernández y CFK en Casa Rosada

Es imposible saber en qué momento tomó forma en la cabeza de Cristina Fernández esta avanzada final sobre Alberto Fernández. Si fue durante la hora y media que esperó al Presidente en el búnker de Chacarita, si ocurrió en el tenso mano a mano que tuvieron antes de que el mandatario saliera al escenario, o si fue al día siguiente, cuando el Presidente llegó a la Casa Rosada acompañado por todos los ministros cuestionados. Lo cierto es que en algún momento de estas turbulentas 72 horas la Vicepresidente tomó una decisión: los días de que Alberto Fernández gobierne con autonomía se terminaron. Va a hacer lo que le diga, por las buenas o por las malas.

Hay que entender a CFK, que, además de sus votos, se está jugando su capital político, el lugar en la historia e, incluso, el futuro judicial suyo y de su familia. Ella primero intentó hacerlo por las buenas. En la mañana del lunes, momento en el que se reunió en su despacho con Wado de Pedro y su hijo, confiaba en que el propio Alberto entendería solito el mensaje y haría renunciar a la tropa cuestionada. Se llevó una flor de sorpresa cuando el Presidente sentó aquel mediodía a Cafiero, Guzmán y Kulfas en los lugares de privilegio en un acto. Como eso no funcionó su plan pasó a la segunda etapa: en la noche de ayer, envío a Máximo Kirchner a la Quinta de Olivos con ultimátum. Tenía que soltar a los ministros en jaque.

El momento exacto en qué ocurrió ese encuentro en la residencia presidencial es un misterio. Se sabe que fue antes de la cena, pero, para cuando en el futuro los historiadores escriban este 2021, habría que tenerlo en claro: en aquel instante se rompió en mil pedazos la lógica con la cual el Frente de Todos había gobernado casi dos años. Hasta entonces CFK enviaba indirectas, mandaba a sus discípulos a realizar sus encomiendas, o, cada tanto, pateaba el tablero con venosas declaraciones desde un escenario o por una carta. De cualquier manera, los dardos nunca habían sido directos: eran “los funcionarios” los que no funcionaban. Los inesperados resultados de las PASO hicieron explotar esa lógica: ahora es Máximo Kirchner, en la cara -y con una visita previa al despacho de Sergio Massa, alfil sigiloso en esta jugada de ajedrez-, quien le dice a Alberto lo que tiene que hacer.

Pero el Presidente no lo hace. Entonces el “cuervo” Larroque directamente lo dice en público: da una entrevista y afirma que habría que hacer como luego de las derrotas del 2009 y el 2013, cuando se cambiaron a los ministros de Economía y a los jefes de Gabinete. Tomá mate con chocolate Alberto, diría CFK. Pero, una vez más, el mandatario no quiso escuchar. Ahí llegó la avanzada final: CFK –como le había pedido a Alicia Kirchner y a Jorge Capitanich, gobernadores de Santa Cruz y Chaco, que hicieran en los días previos- le ordenó a Axel Kicillof que le pidiera la renuncia a todo su gabinete. Y luego ella hizo lo propio con el suyo. Salvarezza, Bauer, Wado, Paula Español, Raverta, Ceriani, Soria, Volnovich, y Cabandié ofrecieron dejar su puesto. Y van a seguir las firmas.

Ahora Alberto está en una encrucijada. Sólo tiene dos opciones: ir a la guerra o entregar su presidencia (o aceptar que jamás le perteneció). La primera opción seduce a más de un albertista que todavía aguanta en su puesto. “Alberto tiene que aceptar la renuncia de todos, y seguimos nosotros. Que se jodan”, cuenta un secretario de Estado, de esos que, si la avanzada K triunfa, deberían ir actualizando su perfil en Linkedin. Parece más una muestra de deseo que una realidad: el Presidente, como quedó demostrado luego de las PASO, tiene hoy poco –o nulo- peso propio que aportarle a la coalición. ¿Con qué cartas podría esbozar una resistencia? ¿Con qué votos? ¿Con qué dirigentes?

La segunda, en cambio, parece más viable. “Alberto está haciendo sus últimos pataleos, no puede romper con Cristina. Va a entrar en razón tarde o temprano”, dice uno de los pocos amigos que le queda en la Rosada. Quizás ya no dependa de Alberto entrar o no en razón. CFK no le dejó nada de margen para decidir.

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