InicioNota de opiniónTodo lo que pido, es darle a la paz una chance!

Todo lo que pido, es darle a la paz una chance!

Corría justamente el 15 de Mayo de 1969, cuando en un hotel de Bahamas transcurría la actuación de Yoko Ono y John Lennon sentados en un sofá, mientras empieza a rasguear la guitarra y canta «Give peace a Chance» (dale a la paz una oportunidad). Se trata de uno de los temas pacifistas más emblemáticos, justo cuando subía la temperatura de las manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Hoy, en otro contexto y agravado con una pandemia de por medio que trae más dolor al corazón de la humanidad, el reclamo sigue siendo el mismo. Si bien es un conflicto de larga data, en los últimos días volvió a recrudecer todo aquello que estaba por debajo de la alfombra, allí contenido, a punto de salir a la luz. Nos tenemos que remontar hacia principios del siglo XX, donde como respuesta al crecuente antisemitismo en Europa, muchos judíos que vivían en Europa, a finales del siglo XIX, surgió un movimiento sionista que defendía el establecimiento de los judíos en Israel. Así, muchos judíos emigraron a Palestina después de la primera guerra mundial y como consecuencia de la conmoción causada por el holocausto. De esa forma se aprobó la partición de lo que había sido el mandato británico en Palestina en dos partes: la parte judía y la parte árabe. El estado judío supondría un 55% del territorio del mandato. En ese momento, los judíos sólo poseían 7% de las tierras Palestinas. El estado Palestino tendría el 44% del territorio del mandato. Los judíos aceptaron el plan mientras que los árabes lo rechazaron y así se desató una guerra civil en el mandato entre judíos y palestinos que desencadenó en la expulsión o huida de dos tercios de la población Palestina. El 14 de mayo de 1948, coincidiendo con la declaración de independencia de Israel, los Estados árabes vecinos declararon la guerra al recién creado Estado de Israel, aunque finalmente fueron derrotados por los israelíes. Al concluir la guerra, Israel se negó a aceptar el retorno de los más de 700.000 refugiados palestinos que han vivido desde ese entonces en campamentos de refugiados y ciudades de Líbano, Siria, Jordania, la franja de Gaza y Cisjordania, entre otros lugares. Y así se dió comienzo a una escalada de violencia que llega hasta nuestros días como una pesadilla recurrente. El último de los conflictos nos encuentra con el ejército de Israel y las milicias palestinas de Hamás y Yuhad Islámica enfrentadas desde el pasado lunes 10 de mayo; con muy pocos visos de tregua y que ya roza las 200 víctimas mortales. Los intentos de mediación internacionales, especialmente de Naciones Unidas; Egipto y Quatar, han fracasado por el momento. Hamás pide la retirada de los soldados de la mezquita Al Aqsa e Israel quiere finalizar su ofensiva contra los mandos de las milicias, sus bases y los túneles deprovisionamiento. Este domingo, el secretario general de la ONU, Antonio Gutiérrez, hizo un llamamiento a israelíes y palestinos al alto al fuego inmediato, ante el riesgo de un conflicto regional incontrolable y una crísis humana de consecuencias incontenibles. Las hostilidades han alcanzado un nivel de violencia desde el conflicto de 2014.

El orígen del actual conflicto ha ido en franco aumento durante el mes de Ramadán. Ya en la noche del 22 al 23 de abril, más de un centenar de palestinos resultaron heridos en enfrentamientos con la policía, de los que una veintena tuvieron que ser hospitalizados.

Los manifestantes protestaban contra una marcha de cientos de ultraderechistas israelíes que se dirigieron hacia la Ciudad Vieja de Jerusalén en plena festividad sagrada de los musulmanes. El malestar de la población árabe comenzó aun en incremento ante las restricciones por la pandemia esgrimidas por la policía para impedir las tradicionales concentraciones de palestinos en Ramadán en la puerta de Damasco en la Ciudad Vieja. En torno a la misma entrada, jóvenes palestinos se dedicaron a acosar a muchos ultraortodoxos judíos que se dirigían a orar al Muro de las lamentaciones. El choque llegó a su punto más álgido el lunes 10 de mayo, cuando más de 300 palestinos resultaron heridos en enfrentamientos con la policía tras el rezo en la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado para el Islam. Tras esto, milicias palestinas iniciaron el lanzamiento de cohetes hacia Jerusalén y el centro de Israel.

Otro punto que detonó éste último conflicto, fue la amenaza de desahucio que pesa sobre decenas de familias palestinas de Jerusalén que habitan en el distrito de Heij Yarrah (al norte de la Ciudad Vieja desde hace siete décadas, ha sido otro de los motivos de enfrentamiento entre manifestantes y policías en las últimas semanas).

Grupos de colonos vinculados a la ultraderecha israelí esgrimen títulos de propiedad sobre las casas, que aseguran haber adquirido a propietarios judíos anteriores a la creación del Estado de Israel, en 1948. El Tribunal Supremo aplazó la publicación de la sentencia, y así ayudó a dinamitar la poca paz que existe en una región que poco y nada conoce ni disfruta de ella. Pese a que en la noche del pasado jueves, el ejército israelí anunció a la prensa extranjera el inicio de una incursión terrestre, hasta el momento no ha sido así y no hay visos de que Israel opte por atravesar la frontera. En la madrugada de este lunes, las milicias palestinas lanzaron en torno a 60 cohetes; la mitad de los que habían lanzado en noches anteriores, lo que hace prever una desaceleración de su ofensiva.

La fuerte ofensiva israelí en Gaza ha conducido además a manifestaciones a lo largo de Israel en ciudades en las que cohabitan ciudadanos árabes y hebreos. Más de 700 manifestantes han sido detenidos desde el 10 de mayo. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha manifestado que no hay mayor riesgo para el país que el de los disturbios en sus ciudades por las protestas de población árabe. El rey de Jordania, Abdalá II, aseguró este domingo que había emprendido una intensa mediación diplomática, en su condición de custodio de los santos lugares de Jerusalén, para favorecer un acuerdo de tregua entre los contendientes. Egipto, por su parte, ha reabierto parcialmente el puesto fronterizo de Rafah, en el sur del enclave, para permitir la evacuación de los heridos más graves. No cabe ninguna que estamos ante un capítulo más de ésta película sangrienta que nos viene entregando historias espantosas, donde la política fallo, la diplomacia se ausentó y la convivencia entre pueblos primos hermanos parece estar bajo el dominio de un grupo radical extremista, que no busca otra cosa que su propio provecho, destruyendo cualquier creencia o rasgo de humanidad. Entonces, hoy más que nunca, y aunque parezca una utopía, cantemos juntos una que sabemos todos, a modo de plegaria: demosle una chance a la paz!

RELATED ARTICLES

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

spot_img
spot_img