InicioActualidad PolíticaLas restricciones, una nueva y peligrosa costumbre mundial

Las restricciones, una nueva y peligrosa costumbre mundial

A fines del 2019, en China comenzaba una de las pandemias que nos va a marcar por siempre,  no tanto por la enfermedad en sí, sino por las restricciones y recorte de libertades. Hace unos días, escuché la noticia de nuevas restricciones de Australia, a un año y medio del comienzo de la pandemia. La sociedad nuevamente, se debe someter a estas resoluciones, por la nueva variante Delta, que impactan en sus libertades y en su vida en forma negativa; en un país donde se vacuno menos que en la Argentina, pero donde los casos prácticamente no existen.  Mientras tanto, en nuestro país, por la misma razón se restringen los vuelos al exterior a prácticamente nada, solo 600 personas por día. 

La función de los gobiernos, ante una pandemia, debería ser la de educar, para prevenir, y garantizar el acceso a la vacunación, para combatir al virus, que lo están haciendo; pero ahora se suman restricciones que no sólo no tienen efecto para reducir los contagios, sino que tienen un efecto muy negativo sobre la sociedad y la economía, generando angustia, pobreza, desempleo y efectos psicológicos, que son más dañinos que el propio virus. Una cuarentena a principios de una pandemia, es entendible y una decisión inteligente, pero a más de un año y medio, ya este tipo de restricciones, parecen ser de índole netamente político. La saturación de información estadística, ponen demasiada presión sobre los gobiernos, generando a que tomen determinaciones, que suelen terminan siendo peor que la enfermedad, pero que son tomadas por una cuestión de imagen. Tomar decisiones que no satisfacen a las estadísticas del COVID,  pueden generar una fuerza oscura en contra del gobierno de turno, que no distingue el hambre y la angustia de las personas, algo que le ha sucedido a presidentes como Trump y Bolsonaro.

Ahora, que hubiese pasado, si ésto ocurría 20 años atrás, donde la información estadística no podía abundar y saturar como ahora, y donde las redes sociales no existían? Las restricciones probablemente no hubiesen ocurrido, la gente se cuidaría y adaptaría para no enfermarse, posiblemente con una mayor cantidad de fallecimientos, pero con una actividad plena. Hoy ante la variable Delta, y la presión mediática, algunos gobiernos han reaccionado imponiendo restricciones otra vez. Es el caso de Argentina, que ya lo tiene como hábito, y que lamentablemente cae al último lugar del ranking de manejo de pandemia; no sólo nos va mal en economía, sino que parece ser costumbre complicarle la existencia al ciudadano argentino. No sólo se dificulta hacer turismo al exterior, sino que es inexplicable, que luego de 500 días, no se pueda hacer turismo interno libremente. Ni tampoco se entiende, por qué el turismo internacional, no puede ingresar al país, si está vacunado. Es inexplicable, destruir una actividad importante como el turismo, que genera divisas cuantiosas, y por supuesto empleo en todo el territorio, en una realidad que nos muestra una pobreza cercana al 40%. Esta decadencia generalizada, lo lleva a uno a tener una reflexión, de que si existe un plan de oscurantismo en el país. Y más si vemos que la educación primaria y media, ha caído a los niveles más bajos en la historia tanto en su calidad, como en la presencialidad. No sabemos, si por errores, omisiones o intencionalidad política, se ha aprovechado la pandemia, para llevar a la Argentina, a ser un país más cerrado, con menos libertades, asemejándolo a los países comunistas.

Ahora en pocos meses, tenemos la posibilidad de hablar a través de las urnas, y ponerle punto final, a una gestión que no ha escuchado ni a los comerciantes, ni a las pymes, ni a los jubilados, ni tampoco a los estudiantes. Pero, atención , que gran parte de la oposición también ha estado ausente en reiteradas oportunidades y que pocos han acompañado los reclamos de la sociedad. Esto sucede en un contexto mundial, donde la costumbre de restringir se va normalizando, algo peligroso, que antes sólo sucedía en los países más dictatoriales, y que mucho tiene que ver el exceso de información y la presión mediática mundial. Y para finalizar, no olvidemos la hipocresía de occidente, de los países liberales y democráticos, que día tras día, financian regímenes dictatoriales como el chino; donde las libertades de expresión, de opinión, de prensa , no existen. Los resultados están a la vista, una pandemia de dudoso origen, que no solo se ha llevado vidas, sino también derechos. Cuando todo esto termine, tendremos un mundo con mayor pobreza, y más a la merced de los regímenes dictatoriales y populistas.

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