Sucede que en mi provincia tenemos gobierno peronista desde hace ya 22 años que, tras intercambiarse el mando entre dos sectores, siempre cuidaron el poder que tienen. Así fueron ganando terreno, ampliando aliados y un día como sin querer, nos dimos cuenta que el gobierno tiene la suma del poder público.
La Legislatura era bicameral, pero al año de llegar el peronismo al poder fue unificada: Eliminaron el Senado (mediante un acuerdo con la UCR con la excusa de ahorrar gastos suprimiendo cargos) y desde entonces el interior provincial no tiene Senadores, desde el año 2001 hasta hoy. De este modo se suprimió la representación del interior de la provincia desde el primer mandato de José Manuel De La Sota. En la Legislatura Schiaretti tiene mayoría automática, como una escribanía del Ejecutivo.
En 2019 los dirigentes de Cambiemos destruyeron la alianza partidaria y dividieron el voto. Hoy, gracias a ese populoso caudal de sufragios que sacó Schiaretti en la última elección, tenemos una escasa cantidad de Legisladores opositores que alcen su voz por esta Córdoba, que es antiK y se creyó el cuento de que el gobernador también lo era; entregándose a una gestión rendida al centralismo K que reside en CABA.
En cuanto a la Justicia, puedo decir que es el brazo aliado del gobierno, donde se cierran causas sin siquiera mirarlas, otras duermen el sueño de los justos… Como las denuncias por corrupción en el caso de Odebrecht y el gasoducto del sur, el Hotel de Ansenuza, la causa CBI Cordubensis y tantas otras. El vigente caso del Intendente de Villa María donde el gobierno mira para otro lado y la justicia no resuelve. Allí el intendente electo no está en funciones, porque se fue a Nación y delegó la Municipalidad, que mediante un acuerdo con los concejales propios, más la justicia que no actúa, frena toda denuncia de abandono de gestión….
Todo supeditado al trío gobernante que hacen del poder un arma de dominio.
Somos un FEUDO, uno más como los del norte argentino, o como el del sur, con los pingüinos, a los que tanto hemos denostado.
Todo lo que somos los cordobeses, se lo debemos a nuestra conducta al votar, sí, pero también a nuestra “oposición”. Esa oposición que hoy nos tiene preocupados por su despliegue cruzado, entre sí para seguir estando en las bancas, entretejiendo Diputados con Senadores, sin mucha claridad de proyectos y haciendo silencio a la hora de responder temas cruciales para la Sociedad.
Al decir de Giuseppe Tomasi di Lampedusa en Il Gattopardo: “Cambiar todo para que nada cambie”.
Prosigue esta insana costumbre de ensuciar a todos en el armado de listas, aún a los nuevos, mezclándolos con los que son cuestionados por gestiones dudosas reñidas en la ética y la moral pública. Y los que entendemos algo de esto, pasamos de la risa al llanto, sin escala ni descanso.
Desde la llegada del PJ al gobierno de la provincia, cuando entregamos la Legislatura, hemos hecho silencio, pero recordemos que algunos de nuestros referentes de hoy, ya estaban y desde entonces tienen cargos en el Congreso y nos tienen sometidos a «acuerdos» con el gobierno Nacional y el Provincial… Acuerdos a los que yo llamo CONTUBERNIOS, cosa que no les gusta escuchar.
Por esa razón se fueron perdiendo los votos en la provincia, hasta llegar al presente Unicato de gobierno, que es cada vez mayor, ya que cuenta con los silencios cómplices de la supuesta “oposición”.
En Córdoba la gente es macrista; y acá ganó el PJ porque Macri tenía como aliado al gobernador Schiaretti. Que NO se confundan los supuestos líderes de Cambiemos, acá se vota a Macri, no a los candidatos del PRO, ni a los aliados de la UCR ni de otros partidos, Macri es el líder y no estos payasos que se abrochan en una lista sintiéndose referentes.
Porque un día llegó el macrismo a esta sociedad cerrada bipartidista y en nuestro entusiasmo permitimos que los mismos personajes de siempre se reciclaran dentro de las listas provinciales, ya que salvo contadas excepciones la integraron grupos desmembrados del peronismo y los radicales, todos con historia política partidaria, a excepción del Frente Cívico y el CCARI.
No fueron, en su mayoría nuevos, ni son inocentes.
El Radicalismo que no tenía suficiente caudal de votos y podía desaparecer. El PRO fue un rejunte de la UCD y peronistas rezagados, el partido Frente Cívico y la CCAri.
Hoy nos presentan lista pidiendo el voto, los mismos que están, en su mayoría, en el Congreso desde hace años, cambiando de banca en banca y de lista en lista, cambiando también, el nombre de lista, para tener la posibilidad de repetir.
¿Cuál es nuestro error? Votarlos.
Aceptamos que sean los mismos, haciendo silencio y votamos como descarga social, en lugar de participar y armar algo distinto.
Tenemos que tener en claro que tenemos lo que tenemos por nosotros mismos que NO sabemos votar y también, porque ellos, los votados, que se sienten dueños del voto, no entienden que el voto es para MACRI, no para ellos.
En una de las tantas expediciones de Alejandro Magno y su ejército, se les agotó la provisión de agua. El agua… que es esencial para la vida, cuya carencia conlleva riesgo de morir. En esa circunstancia surge esta anécdota, que habla de la magnanimidad del ser humano. Alejandro fue educado por Aristóteles y de allí su elevado liderazgo en virtudes, aquí su enseñanza, cuando un soldado encuentra un poco de agua y se la lleva a su general en el casco: “Alejandro vació el casco sobre la arena ardiente del desierto, ante la vista de una tropa indignada y sedienta, maravillada a la vez. “Demasiado para uno solo, demasiado poco para todos», dijo tras derramar el agua. Con este acto, Alejandro demostró magnanimidad. Al mostrarse igual a todos, se mostró superior.
Queremos un cambio que sea un cambio
Hay gente nueva en Córdoba que quiere el verdadero Cambio, así con mayúsculas, el Democrático con Desarrollo y oportunidades para todos, con Educación, Seguridad y Justicia; pero a esa gente no le es fácil llegar.
Y así estamos, hoy discerniendo que hacer, a quien votar, porque como si fuera poco, nos han cruzado las posibilidades en las listas sábanas para votar, sí, astutamente, están mezclados en todas las listas, todos y hay gente que con el nombre tiene un prontuario, otra ficha sucia, historias sórdidas en su pueblo o en la ciudad, pero están en las listas.
No se tolera más, esto de tener que elegir al menos corrupto. Esto de tener que ver las mismas caras, esto de aceptar mansamente lo que son por ser, según se dice en la calle “el menos peor”.
Quizás, es mi condición romántica del deber ser de un estadista, la que me hace sentir que el trabajo social es un llamado a la política como un servicio a la sociedad y que debe ser interpretado de forma altruista, es decir volcada a beneficiar al prójimo, de manera desinteresada, con el objetivo fijado en el bien común.
Porque pertenezco a la escuela sanmartiniana/aristotélica- tomista, donde se piensa y se entrega todo conocimiento adquirido en la vida para colaborar con la superación social, de manera tal que se favorezca al progreso de la Nación en su conjunto.
En este caso, sería a la provincia que tantas necesidades tiene.
Pero claro, está gente avenida a referentes, oficiales y opositores, se han olvidado que tras un cargo hay una responsabilidad, que tras un cargo delegado por la sociedad hay un deber, que tras un cargo una obligación, la misma que marca la formación en valores y virtudes que deberían ser ejemplo.
¿Queremos los cordobeses a estos políticos que están en las listas?