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Dependencias, una mirada desde Córdoba

La toma del poder por el Talibán en Afganistán es una clara muestra de que Israel jamás debe dejar su propia seguridad en manos de nadie.

Lo que ha ocurrido en Afganistán, con aterradora contundencia demuestra como son los cambios geopolíticos de estratégicos intereses de las potencias mundiales.

Estados Unidos dejó abandonado y desamparado a ese país asiático, con riesgo mortal a todos los que apoyaron o avalaron la política norteamericana en esa inestable región.

Lo cual significa, sin eufemismos, que Estados Unidos lo traicionó.

El pueblo judío en numerosas ocasiones ha vivido en carne propia hechos similares. Veamos la historia reciente:

Lo vivimos con los pogroms, persecuciones y matanzas de judíos en la Europa Oriental, de acuerdo al humor de los gobernantes de turno y la cantidad de vodka tomado por los cosacos.

Lo vivimos al estar Europa sometida por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, cuando – salvo muy raras excepciones- a los judíos todos los países del mundo les cerraban las puertas, con lo cual se condenaba a una muerte segura en los campos de exterminio.

Lo vivimos cuando los aliados decidieron no volar las vías ferroviarias que usaban los nazis para conducir a los judíos a los hornos crematorios de Auschwitz. Este tráfico de carne humana judía en vagones para transporte de ganado para su asesinato a escala industrial no se detuvo hasta que finalizó la guerra, simplemente porque a nadie le importó.

Lo vivimos con el pueblo polaco y también de otras nacionalidades, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando los judíos volvían a sus propios hogares y los polacos, avalados por sus gobernantes, usurpaban las casas de los judíos y los asesinaban, o en el mejor de los casos los golpeaban hasta disuadirlos de que reclamaran lo que legítimamente les correspondía.

Esto fue y aún sigue siendo una política de Estado del gobierno polaco. No importó que los judíos hubieran luchado codo a codo con los partisanos para liberarse del yugo impuesto por Hitler.

Lo vivimos con los ingleses, que tuvieron brigadas judías combatiendo contra los nazis y sin embargo no dejaban entrar a los judíos a su tierra ancestral. Para evitar su ingreso los británicos tenían campos de confinamiento donde enviaban -aunque parezca increíble- a los judíos que se salvaron de morir en el Holocausto nazi, así es como los internaban en Chipre y en otros sitios bajo condiciones deplorables, que en algunos casos no tenían nada que envidiar a los campos de concentración nazis.

También fueron los ingleses quienes se olvidaron de las promesas hechas al pueblo judío y “regalaron” la mayor parte del territorio bajo mandato británico a un jeque. Territorio que primero fue llamado Transjordania y hoy conocemos como Jordania. Tierras que se habían comprometido para crear un “Hogar Judío”.

Tampoco debe olvidarse que los judíos que osaron rebelarse contra el imperio inglés terminaron sus días en tenebrosas cárceles, cuando no en la horca o fusilados.

Pero no nos quedemos sólo en el pasado, hay un Estado que actualmente ha prometido “borrar a Israel del mapa” (sic), se trata de Irán, un régimen islamista muy similar al Talibán. Un país que forma parte de la ONU y sin embargo ningún país del mundo ha rechazado enfáticamente esta amenaza brutal de un nuevo holocausto judío.

Tenemos que tener bien presente que Irán está intentando establecer una hegemonía internacional desarrollando su propia bomba atómica y que también impulsa y financia el terrorismo internacional a través de la organización armada Hezbollah.

Pues bien, llegado el caso: ¿Israel puede confiar plenamente en que la ONU, la OTAN, Estados Unidos o Europa la defenderán de un ataque nuclear?

No.

Esto no.

Esto no debe ser un interrogante abierto, la respuesta es tajante, cada uno cuida sólo de sus propios intereses.

Israel no puede, en ningún caso, dejar su supervivencia en manos de nadie, porque llegado el momento le pueden dar la espalda, tal como le ha tocado ahora a Afganistán.

Autor: *Salomón “Lalo” Wainberg es periodista y comunicador social, Licenciado en Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba (U.N.C.) y Locutor Nacional, egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la U.N.C., Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER), dependiente del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM).

El programa de radio Kol Hashalom, “La Voz de la Paz” lleva más de 25 años en el aire y es emitido en Radio Universidad Nacional de Córdoba, cuya sintonía es AM 580 y FM 88.5 en simultáneo, todos los domingos de 18:30 a 20:00 hs. Por internet, se puede seguir en www.cba24n.com.ar o bien mediante la app para celular srt play, clickeando am580 o bien fm88.5

El presente texto es un artículo creado originalmente para el programa. Para comunicarte con el programa escribí al email programalavozdelapaz@gmail.com.

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