InicioActualidad PolíticaDejando hacer, dejando pasar (PARTE 8)

Dejando hacer, dejando pasar (PARTE 8)

Esta serie de notas, con su particular extensión, pretende dar cuenta del desarrollo del antisemitismo a nivel mundial, a lo largo de la historia, sin dejar de lado el presente ni a mi querida Córdoba, desde donde escribo.

Llego a la actualidad con el caso de Issa Lorenzo Diakhaté, alias “Freeze Corleone”, es un cantante de origen senegalés nacido en 1992 en las afueras de París. El día viernes 11 de septiembre del 2020, lanzó su disco “LMF” (La Menace Fantôme, la Amenaza Fantsama). La web especializada en rap Hip Hop Ultimate Team, dio cuenta acerca de que en la plataforma de streaming Spotify, fue escuchado 5,2 millones de veces en apenas 24 horas (elpais.com del 17/09/2020). Lo cierto es que, entre otras expresiones antisemitas, el francés canta “Llego decidido como Adolf en los años 30”. Dichas declaraciones cantadas por el famoso artista y que en tan solo un día llegaron masivamente a más de cinco millones de personas mediante la jerarquizada plataforma musical, fueron objeto de una rápida y concreta acción, no solo por parte del Estado, sino casi simultáneamente también, por parte de varios organismos judíos.

Tanto la cabeza del Poder Ejecutivo Estatal, como 130 miembros del Poder Legislativo y también organizaciones judías como el Consejo Representativo de las Instituciones Judías (CRIF) y la Liga contra el Racismo y Antisemitismo (LICRA), incoaron una oleada de sendas denuncias penales el 16 de septiembre del 2020, esto es a tan solo cinco días de la aparición del tema musical del cantante, exigiendo públicamente al Ministro de Justicia y al Fiscal de la causa una rápida y ejemplar actuación del Poder Judicial en el descubrimiento de la verdad y la consecuente condena para el autor de los videos, en función de la gravedad que constituye el delito de “Apología del Antisemitismo, Complotismo y Nazismo”. El lector podría preguntarse si la acción masiva ocurrida, aconteció en la República Argentina. En rigor a la apática y timorata realidad que en ese sentido ha demostrado y sigue demostrando nuestro país, la respuesta es evidentemente negativa. Cuando mencioné al líder del Gobierno me refería a Emmanuel Macron, en cuanto a los legisladores me referí a 130 diputados del Partido La república en Marcha (LREM) y en cuanto a la CRIF y a la LICRA, identifiqué a dos de las más prestigiosas y jerarquizadas instituciones judías de Francia. Al respecto, inclusive los diputados formales denunciantes ante la Justicia de Francia, elaboraron y firmaron una Carta Abierta dirigida a todo el pueblo francés: “Porque todos nuestros ciudadanos, esperan respuestas rápidas y firmes, demandamos del ministro de Justicia que actúe para que el autor de esos videos sea castigado. Pedimos más que reacciones: una acción. En nombre de nuestros valores, de la comunidad nacional: no permitamos que pase más esto”. Entonces y en relación a la lucha y castigo contra el flagelo eterno que significa el antisemitismo, nótese la extrema diferencia existente entre producir meras reacciones casi inapreciables y muy por lo contrario, ejercer el tránsito del camino de la acción concreta en toda su más alta entidad y extensión judicial.

En el caso europeo mencionado, se tiene a un personaje mediático y de amplia llegada masiva, comunicándose con millones de ciudadanos a través de la letra y música de sus canciones y utilizando su supuesta expresión “artística” para instalar un claro mensaje y estereotipo complotista y antisemita, mediante el “conducto inconmensurable” que representa en la actualidad, una plataforma virtual de altísima repercusión como Spotify. 

La acción frente a la aparición comisiva de un delito tipificado y reprimido por el orden penal francés no se hizo esperar. Casi inmediatamente, el propio Estado y varias de las más jerarquizadas y representativas organizaciones judías eligieron en primer lugar accionar penalmente contra el evidente autor responsable antisemita y simultáneamente, reforzar el accionar públicamente, mediante claros mensajes hacia toda la sociedad, comunicando que lo ocurrido es grave y no se puede “dejar pasar”. Es evidente que los propios creadores de la teoría del “laissez faire et laissez passer”, han comprendido que la aplicación de dicho dogma solo puede ser pretendida en las cuestiones de economía y finanzas, pero nunca jamás en extremos vinculados al antisemitismo u odio racial hacia los judíos.   

La contracara –una vez más- la encontramos en la República Argentina.

Ante situaciones análogas y de suyo, de llamativa similitud estructural en relación al esqueleto de la propaganda y mensaje antisemita, nuestra sociedad muestra de manera irrefutable y a la vez francamente alarmante, que continúa posicionándose en el libre y pleno ejercicio del “dejar hacer, dejar pasar, total nada me interesa y el mundo va solo”. Entonces en esa dirección, bien cabe tomar un solo ejemplo revelador que resulta aplicable con bastante eficacia a demasiados ejemplos similares. Pareciera así, desde esa óptica, que la actitud asumida inocua y meramente de maquillaje frente a la aparición concreta de hechos antisemitas, resulta avalada y legitimada por el atrincheramiento silente y “calificado”, aceptando mediante la expresión de la voluntad tácita, tanto el Estado como las organizaciones más representativas de la comunidad judía, que acomodarse en el colchón de la inacción constituye el camino correcto para evitar se produzcan uno tras otro, los sucesos de odio racial hacia lo judío.

¡Cuánta equivocación existe en no asumir una lógica y sana autocrítica!

Es que recientemente y en medio de la pandemia, la ciudadanía argentina ha podido recibir la producción y difusión masiva de un gravísimo hecho antisemita que llevó ínsito un claro mensaje complotista de evidente corte antisemita. Reitero a dicho alcance, que inclusive de notoria analogía con el caso francés al que anteriormente me he referido.

El caso argentino que vengo citando, transmite una propaganda y un mensaje de tan alto grado antisemita, que bien puedo afirmar, puede constituir una apretada síntesis del odio racial hacia los judíos que revelaron a lo largo de la historia hechos ocurridos como el de Cicerón, las persecuciones y masacres en época de la Peste Negra; las cartas de la hermana de Luis XVI, el caso Alfred Dreyfus; la masacre de York; la limpieza “étnica” que significaron las expulsiones de Inglaterra (1290), Francia (1306) y España (1492); las persecuciones y asesinatos zaristas del siglo XIX; la publicación de la falsedad que implicaron “Los doce protocolos de los sabios de Sion” y, hasta el propagandismo, mensaje y genocidio llevado a cabo contra los judíos por la mente atroz de Adolf Hitler y sus cómplices (Holocausto). Hechos citados en mis notas anteriores en este mismo medio.

En todos los casos mencionados –entre otros cientos de casos producidos a lo largo de la historia-, la propaganda y los mensajes previos fueron dirigidos a instalar un complot estereotipado contra las personas judías: “los judíos son demasiado influyentes… son peligrosos… son ricos… manejan nuestras vidas”. Agrego: “han generado la pandemia” (como la Pandemia de la Peste Negra y ahora, según un pretensioso periodista y comunicador social, la Pandemia del Covid-19”).

Concretamente cuando me refiero al “caso análogo argentino”, no hago otra cosa que evidenciar la gravísima entidad antisemita desplegada impunemente -hasta hoy- por el conductor cordobés Tomás Ariel Méndez quien a través de la emisión de su programa “Periodismo Federal” difundido por un medio de comunicación masivo, el canal de televisión “C5N” perteneciente a Cristóbal López y Fabián De Souza, expresó e instaló de manera claramente convencida, enérgica y sin tapujo alguno, un mensaje consistente dirigido a establecer que: los judíos son ricos….son los dueños del mundo y han originado el Covid-19. Los helmintos (Méndez e integrantes de su producción), hasta el día de la fecha no han reconocido la falsedad de las afirmaciones emitidas en el programa televisivo y que como mensaje, ha llegado masivamente a la población. El caso argentino planteado, lo reitero enfáticamente, es de similitud extrema con el ocurrido casi contemporáneamente en Francia.

Una persona que trabaja como comunicador social bajo el paraguas de un medio masivo de llegada a la ciudadanía (C5N alcanza picos de 6,5 puntos de rating), tal cual también lo es la plataforma Spotify para el cantante rapero; exhala expresos mensajes conspirativos y claramente antisemitas.

Méndez intenta que las personas en medio de la pandemia recepten la absoluta falsedad que significa atribuirle a los judíos la generación deliberada del virus, como una forma más de manejar la vida de todos los ciudadanos. Ontológicamente al igual que el Ministro de Propaganda Nazi Joseph Goebbels, el helminto y sus cómplices de producción en cuestión, obraron con irrefutable premeditación y conciencia de sus actos. Sabiendo de antemano sobre la falsedad de la base fáctica que utilizarían, el 1 de abril del 2020, en ocasión de la emisión de su programa por el canal C5N, instalaron la falacia deliberadamente pues, para el comunicador televisivo y lamentable exconcejal (representante del pueblo de la ciudad de Córdoba), su habitual objetivo de “mentir y mentir, pues algo quedará” y que por cierto, constituye su práctica de vieja data para mechar el honor y el buen nombre de terceros. 

El helminto patológico no es un improvisado. Conoce y motoriza consecuentemente, en su accionar sistemático y conspirativo, aquellas referencias que aluden a la trascendencia favorable –de suyo horrorosa- que tiene o genera como consecuencia el hábito de mentir y calumniar. Así lleva a la práctica los dichos de Roger Bacon en su obra “De la dignidad y el desarrollo de la ciencia”: “Como suele decirse de la calumnia: Calumnien con audacia, siempre algo queda”. O como Rousseau, cuando pone en boca de un “famoso delator” lo siguiente: “Por más grosera que sea una mentira, señores, no teman, no dejen de calumniar. Aun después de que el acusado lo haya desmentido, ya se habrá hecho la llaga y, aunque sanase, siempre quedará la cicatriz”. Asimismo y bien entrado el siglo XIX, el poeta y dramaturgo francés Casimir Delavigne, en su obra Les enfants d´Edouard da otra perspectiva a la frase, pero que en definitiva ostenta el mismo sentido: “Mientras más creíble es una calumnia, más memoria tienen los tontos para recordarla”. 

Por lo tanto concuerdo plenamente con los conceptos de Iván Almeida, el jerarquizado Doctor en Filosofía y profesor de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) en el sentido de afirmar que en realidad Goebbels, como ministro de la propaganda nazi fue un mentiroso a repetición, pero no fue el verdadero autor intelectual de la frase, pues solo fue el autor por tradición”.

Me veo obligado a reiterar la aclaración; he traído el referido caso argentino conspirativo y antisemita, dentro del marco estricto que hace a esta segunda parte del presente trabajo en relación al marco que implica lo alarmante de obrar por omisión frente a tremenda expresión de odio racial hacia el judío, recostándose en el “dejar hacer, dejar pasar”. Asombra la tibia respuesta de mero repudio institucional que constituye una reacción de liviana entidad, en lugar de haber inmediatamente accionado y conducirse a la altura de lo que el suceso antisemita merecía. Ha quedado en franca evidencia, que pese a constituir un delito penal de gravedad suprema, el Estado y las instituciones israelitas pertinentes, una vez más, eligieron lo acomodaticio en lugar de la acción en su máxima expresión. 

Vale la aclaración, pues precisamente la próxima parte de mi trabajo sobre el antisemitismo será dedicada al análisis de la variada legislación argentina que resulta aplicable contra los hechos conspirativos, de antisemitismo y apología del nazismo, producidos por Tomás Méndez e indefectiblemente por miembros de su equipo de producción, quienes y vuelvo a insistir, al día de la fecha no han procedido a admitir que lo premeditadamente comunicado en forma masiva por su programa del canal C5N, resulta absolutamente falso y mentiroso

Entonces, adelanto que en la próxima y última etapa de mi labor, además analizaré el caso desde el punto de vista del Derecho Penal y la denuncia respectiva que el Poder Judicial Federal tendrá que motorizar mediante el proceso de ley,  hacia la condena que cabe frente a las horrorosas afirmaciones del helminto. Ahora aquí, de lo que se trata es de hacer notar que la falta de acción producida –a diferencia de lo ocurrido en el caso francés-, para solamente emitir un suave repudio, parecería que hasta inclusive, se pretende no tomar en cuenta la larga y aterradora historia de antisemitismo que ha experimentado la Argentina desde sus orígenes.

Hasta la próxima, querido lector.

Fabián Moscovich
Fabián D. Moscovich Abogado Matrícula Profesional 1. 29512 Matrícula Federal CSJN Tº 64 Fº 805 Representante de DH ante la CIDH.
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