Mientras las imágenes de miles de personas que acudieron este lunes al aeropuerto de Kabul en un intento desesperado por salir de Afganistán -que está bajo control talibán- siguen dando vuelta al mundo por su brutalidad, Cancillería precisó que tomó conocimiento de la presencia de cuatro ciudadanos argentinos en Kabul.
Si bien hasta el fin de semana el gobierno creía que no había compatriotas en ese país, los exhaustivos monitoreos realizados permitieron dar con estas personas y están haciendo todo lo posible para que puedan abandonar la ciudad afgana de manera segura. Además, no descartan que pueda haber más argentinos.
Según informaron voceros de Cancillería, los identificados son Gilberto Velázquez Franco (ONU), que sale mañana rumbo a Kazajistán; una pareja que trabaja en una ONG y tiene pasaje comercial mañana a Estambul y por ahora sigue vigente; y Andrés Arévalo, piloto de una ONG casado con una brasileña y con quien tiene dos hijos brasileños que saldría hoy con otros pilotos en avión privado rumbo a Uzbekistán.
“Todos están en contacto con nuestra embajada en Pakistán que es la que administra nuestros asuntos en Afganistán”, detallaron
Aunque Argentina no tiene sede diplomática en territorio afgano, el embajador en Pakistán Leopoldo Francisco Sahores, oficia como representación diplomática concurrente en Afganistán y en otros estados de la región asiática, con consentimiento de todas las partes.
La desesperación por escapar de Afganistán tras la toma del poder por parte de los talibanes dejó imágenes de terror en el aeropuerto de Kabul, donde algunos ciudadanos intentaron aferrarse a los aviones que despegaban, arriesgando al máximo su vida.
Las videos divulgados en las redes sociales muestran cómo decenas de personas intentan sujetarse de un avión de transporte militar estadounidense, mientras muchos otros corren por la pista del aeropuerto, algunos incluso sonriendo o saludando a la cámara. Pero otros ponen todo su esfuerzo en mantenerse sobre la nave, con el sueño de viajar como polizones y salir del país.
Debido a lo sucedido, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que había “completado” el proceso para transportar al aeropuerto a los aproximadamente 4.000 empleados de su embajada en Kabul.
Asimismo, la Embajada estadounidense reiteró su alerta para las personas que esperan ser repatriadas, para que no se acerquen al aeropuerto debido a la frágil seguridad de la zona, y que permanezcan resguardados en sus lugares hasta que les avisen.
En tanto, un grupo de 70 países de todo los continentes, incluidos España, Francia y Alemania, instaron este lunes a “quienes ocupan cargos de autoridad en todo Afganistán” que permitan a los ciudadanos del país y a los internacionales marcharse del país asiático.
“Debe permitirse a los afganos y a los ciudadanos internacionales que deseen marcharse; las carreteras, los aeropuertos y los pasos fronterizos deben permanecer abiertos, y debe mantenerse la calma”, exigieron esos países aliados en una declaración conjunta difundida por el Departamento de Estado de los EEUU.
Los talibanes recuperaron este domingo el control de Kabul después de casi veinte años de guerra, con la entrada de sus combatientes en la capital sin encontrar resistencia, mientas el presidente afgano, Ashraf Ghani, abandonaba Afganistán para evitar “un derramamiento de sangre” entre la población.
Después de una semana en la que los insurgentes fueron tomando una tras otra casi la totalidad de las 34 capitales de provincia afganas, este domingo amanecía con la noticia de que los talibanes se habían apostado al norte, oeste y sur de los límites de Kabul.
El pánico estalló entonces en la capital, con las autoridades afganas pidiendo a todos los funcionarios que abandonasen sus puestos de trabajo y fueran a sus hogares, mientras cerraban tiendas y bancos, con el tráfico vehicular paralizado.
El llamado de la ONU a Rusia y la insólita respuesta
En medio del caos que se desató en la capital de Afganistán luego de que los talibanes tomaran la ciudad de Kabul, el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, llamó el lunes a todos los países miembros a trabajar en conjunto para “suprimir la amenaza terrorista mundial en Afganistán”.
“La comunidad internacional debe unirse para asegurarse que Afganistán nunca más sea usado como plataforma o refugio de organizaciones terroristas”, dijo Guterres durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad dl organismo sobre la crisis afgana.
La reunión fue convocada apresuradamente en la sede en Nueva York después de que los militantes talibanes entraran en la capital, Kabul, el domingo, lo que llevó al presidente afgano Ashraf Ghani a huir al extranjero.
“Hago un llamamiento al Consejo de Seguridad y a la comunidad internacional en su conjunto para que se mantengan unidos, trabajen juntos y actúen juntos”, añadió Guterres.
Instó a las naciones a “utilizar todas las herramientas a su disposición para suprimir la amenaza terrorista global en Afganistán y garantizar que se respeten los derechos humanos básicos”.
Los comentarios de Guterres se produjeron en momentos en que los combatientes talibanes, victoriosos, patrullaban en Kabul tras un sorprendente y rápido final de la guerra de 20 años en Afganistán.
Miles de personas se agolparon en el aeropuerto de la ciudad tratando de huir de la temida línea dura de un régimen islamista tradicional del grupo. En ese sentido, Guterres dijo que los afganos “merecen todo nuestro apoyo”. “Los próximos días serán cruciales. El mundo está mirando. No podemos ni debemos abandonar al pueblo de Afganistán”, expresó.
Guterres instó a la comunidad internacional a “hablar con una sola voz para defender los derechos humanos en Afganistán”. Al respecto, destacó que era “esencial que se protejan los derechos de las mujeres y niñas afganas que tanto costó conseguir”. También pidió a los talibanes “que respeten y protejan el derecho internacional humanitario y los derechos y libertades de todas las personas” en su país.
Para Rusia, los talibanes garantizan “orden público”
La diplomacia rusa consideró este lunes que los talibanes garantizan el “orden público” y que la situación en este país se está estabilizando, tras la debacle del poder afgano que llevó a miles de personas a tratar de huir del país.
“Los talibanes están restaurando el orden público y confirmaron garantías de seguridad para los civiles locales y las misiones diplomáticas. La situación en Kabul y Afganistán se está estabilizando”, indicó el ministerio de Relaciones Exteriores ruso.
Rusia, cuyo embajador se reunirá el martes con los talibanes, afirmó que los insurgentes han prometido “garantizar la seguridad de la población local”, a pesar de que miles de afganos intentan huir de su versión del Islam ultra-rigurosa, que se supone van a reimponer.
En su comunicado, Moscú confirmó haber “establecido contactos de trabajo con representantes de las nuevas autoridades”.
A diferencia de los países occidentales, que se apresuraron a sacar a sus diplomáticos y personal del país cuando los talibanes concretaron la toma militar del país durante el fin de semana, Rusia ha manifestado que su embajada en Kabul permanecerá abierta.
El embajador, Dmitri Zhirnov, declaró a los medios oficiales rusos que los talibanes ya han comenzado a vigilar su embajada.
Zamir Kabulov, funcionario del ministerio en Moscú, declaró este lunes que su país reconocerá al nuevo gobierno talibán sobre la base “de la conducta de las nuevas autoridades”.
El martes, más tarde del encuentro de Zhirnov en Kabul, Rusia participará en una reunión de urgencia del Consejo de seguridad de la ONU sobre Afganistán.
En estos últimos años, el Kremlin se ha acercado a los talibanes y ha recibido a sus representantes en varias ocasiones en Moscú, la última durante el mes pasado.
La posición de Biden sobre Afganistán
Joe Biden dijo este lunes que el objetivo en Afganistán nunca fue el construir una nación democrática sino el de acabar con la amenaza terrorista de Al Qaeda. Además, el mandatario demócrata ratificó que con su decisión se pone fin a la guerra más extensa en la historia de EEUU.
“Sacaremos a nuestra gente y nuestros aliados lo antes posible, y luego de completar esto, terminaremos con la guerra más extensa de EEUU. Estos eventos son prueba de que ningún presencia militar en Afganistán marca la diferencia. Nuestra misión tuvo muchos errores en Afganistán. No voy a engañar a los estadounidenses diciendo que un tiempo más en Afganistán marcará la diferencia”, dijo el mandatario demócrata.
El mandatario estadounidense admitió que el gobierno afgano cayó más rápido de lo que esperaba, y destacó el apoyo militar estadounidense. “Siempre le prometí al pueblo estadounidense que sería sincero con ustedes. La verdad es que esto se desarrolló más rápido de lo que habíamos anticipado”, dijo Biden en un mensaje a la nación.
“Les dimos todas las oportunidades para determinar su propio futuro. No pudimos darles la voluntad de luchar por ese futuro”, añadió desde la Casa Blanca, y resaltó: “Si Afganistán no es capaz de resistir a los talibanes, las tropas de EEUU no pueden hacer la diferencia”.
El presidente de Biden además resaltó: “Las tropas estadounidenses no pueden ni deben luchar en una guerra y morir en una guerra, que las fuerzas afganas no están dispuestas a luchar por sí mismas”.
“Nunca se suponía que la misión en Afganistán fuera construir una nación. Nuestro único interés nacional vital en Afganistán sigue siendo hoy lo que siempre ha sido: prevenir un ataque terrorista en la patria estadounidense”, dijo Biden, al añadir que el objetivo “sigue siendo hoy y ha sido siempre evitar un ataque terrorista en suelo estadounidense”.
El mandatario prometió dar prioridad al tratamiento de las mujeres y las niñas bajo el régimen talibán en Afganistán.
“Seguiremos alzando la voz por los derechos básicos del pueblo afgano, de las mujeres y las niñas”, dijo Biden en un discurso nacional.
Biden defendió la retirada a pesar de la rápida toma de poder, diciendo que era hora de irse del país después de dos décadas de conflicto.
“Respaldo firmemente mi decisión. Después de 20 años, he aprendido por las malas que nunca hubo un buen momento para retirar las fuerzas estadounidenses”, dijo en un discurso televisado desde la Casa Blanca.
Además, advirtió a los talibanes que no interrumpan ni amenacen la evacuación de miles de diplomáticos estadounidenses y traductores afganos en el aeropuerto de Kabul.
La respuesta a cualquier ataque sería “rápida y contundente”, dijo Biden. “Defenderemos a nuestra gente con una fuerza devastadora si es necesario”, agregó.
Ante las desastrosas imágenes del caos en el aeropuerto de Kabul y los talibanes patrullando las calles de la capital afgana, el presidente de Estados Unidos se dirigió finalmente el lunes a la nación sobre Afganistán.
Un portavoz dijo que altos funcionarios de seguridad nacional informaron a Biden sobre la situación en el aeropuerto de Kabul y “los esfuerzos en curso para evacuar de manera segura a los ciudadanos estadounidenses, el personal de la embajada estadounidense y el personal local (…) y otros afganos vulnerables”.
El mandatario demócrata, callado desde hace varios días ante la crisis más grave desde su elección en noviembre, regresó a Washington a primera hora de la tarde tras acortar sus vacaciones en Camp David, la residencia de descanso de los presidentes estadounidenses.
Estaba previsto que permaneciera allí hasta el miércoles, pero el plan se volvió insostenible para el comandante en jefe del ejército estadounidense ante la rápida toma de Afganistán por los talibanes.
Todos los medios estadounidenses, incluidos los que habían saludado con alivio su elección en noviembre pasado, hablan de “desastre” (CNN), o de un Biden “a la defensiva” (Washington Post).
“Sea visto como justo o injusto, la historia recordará que Joe Biden fue quien presidió la humillante conclusión de la experiencia estadounidense en Afganistán”, tras 20 años de guerra, afirma el New York Times.
Frente a esta ola de críticas nunca vista desde las elecciones, la Casa Blanca de Biden, esa máquina bien engrasada, parece paralizada.
Así lo demuestran los tuits difundidos durante el fin de semana, mientras Estados Unidos sigue hora a hora la caída de Kabul, y la imagen de helicópteros que salen de la embajada recuerda las últimas imágenes de la guerra de Vietnam.
En una instantánea transmitida el domingo en Twitter, Biden, de 78 años, apareció de camisa polo azul, solo en una enorme mesa de reuniones de Camp David frente a una pantalla de videoconferencia y relojes de pared configurados en distintos husos horarios, recibiendo “actualizaciones” sobre Afganistán de parte de altos funcionarios.
Durante su último discurso público sobre Afganistán el martes pasado, Biden defendió una y otra vez su decisión de retirar a los últimos soldados estadounidenses a más tardar el 31 de agosto, confiando el destino del país a un gobierno y a los soldados afganos, ahora derrotados.
El jueves y el viernes, mientras los talibanes tomaban el control de Afganistán a una velocidad asombrosa, la prioridad de la Casa Blanca seguía siendo ensalzar el “plan Biden” que supuestamente reconstruiría la economía estadounidense sobre una base más justa.
Y el sábado, fue en un comunicado que Biden anunció llevar a unos 5.000 soldados el despliegue militar en Kabul para asegurar la evacuación de civiles. Luego anunciaría otros mil más.
Pero su presidencia, más bien controlada y con promesas de dedicarse a las reformas económicas y sociales “aburridas”, en palabras del propio Biden, se ha visto de hecho sacudida.
La oposición republicana, hasta ahora callada porque la opinión pública estadounidense era mayoritariamente favorable a la retirada de las tropas, arremetió contra la administración demócrata por lo que considera una humillación para el ejército estadounidense.
Aunque la retirada de Biden de Afganistán se basa casi en su totalidad en un plan puesto en marcha por su predecesor republicano Donald Trump, quien ordenó las negociaciones con los talibanes y, de ser reelegido, había estado preparando una salida incluso antes, a partir del 1 de mayo de 2021, el exmandatario no escatimó críticas a su sucesor.
“Es hora de que Joe Biden, desacreditado, renuncie por haber permitido lo ocurrido en Afganistán”, exigió el domingo Trump, quien el lunes multiplicó sus declaraciones enviadas por correo electrónico.
“El resultado en Afganistán, incluida la retirada, habría sido totalmente diferente si la Administración Trump hubiera estado a cargo”, señaló, atribuyendo esta crisis a “las corruptas elecciones presidenciales de 2020”.
Pero la Casa Blanca insiste en que el caos en Kabul es en realidad la mejor de todas las malas alternativas disponibles, porque al menos detiene una guerra imposible de ganar.
“Lo que el presidente no estaba preparado para hacer era entrar en una tercera década de conflicto, incorporando miles de tropas más, que era su única otra opción”, dijo a NBC el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan.
“El presidente tuvo que tomar la mejor decisión posible y la defiende”.