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Dejando hacer, dejando pasar (PARTE 12)

En esta décimosegunda entrega prosigo la crónica del antisemitismo arraigado en Argentina por Perón y ante la indiferencia de muchos, pasividad institucional y miedo de otros, tal como puede apreciarse a nivel mundial desde los inicios de esta saga.

Escribo con cierto dolor esta historia, mientras siguen las manifestaciones antisemitas con un nivel de fanatismo similar al de las épocas de Perón. Increíblemente vemos el desprecio de Sabrina Ajmechet hacia el pueblo judío, ella hoy es precandidata a diputada nacional por la ciudad de Buenos Aires desde el espacio que lidera Patricia Bullrich. Tal vez Sabrina también crea que “la única verdad es la realidad”, acorde al desprecio manifestado hacia la totalidad de los ciudadanos argentinos, sujetos de Derecho, en especial a los VGM (veteranos de guerra de las Malvinas) al desmerecer su gesta. Una odiadora serial, que no admite la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas. Vemos entonces la necesidad de perseverar en el compromiso de defender los valores y de tratar de tener instituciones fuertes que se ocupen de ello…

Retomando las nociones que estoy desarrollando, el concepto de creerse “dueño de la verdad” es claramente populista. El gobernado no tiene, según este concepto, criterio para discernir, sólo puede ser parte de la masa que acata. Si la única verdad es la realidad, constituye una obligación el traer aquí, sobre el punto en tratamiento, a la talentosa escritora María Sáenz Quesada y su libro “1943” (Editorial Sudamericana). Bien vale aclarar que la autora se constituye en una reconocida y jerarquizada autoridad en la materia, siendo Licenciada en Historia especializada en Historia argentina y latinoamericana. Es miembro de la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina y de la Academia Nacional de Educación y como escritora, es autora de veinte libros que obtuvieron gran reconocimiento. En “1943” varios de sus dichos se respaldan en documentos auténticos vinculados a Perón. Mencionaré algunos de sus conceptos más relevantes.

En mi opinión, con su capacidad intelectual aguda, la autora citada invierte inteligentemente aquel principio maquiavélico ya anteriormente aludido, para así poder palpar quién era en la realidad (y desenmascarar lo que aparentaba ser) Juan Domingo Perón. Una sutil pero gigantesca diferencia, por cierto. El egresado del Colegio Militar en 1913 a los 18 años de edad y no precisamente siendo un estudiante destacado, ya desde joven subteniente se mostró como un férreo simpatizante de los nacionalismos autoritarios; ese joven que revistó en la infantería, en 1918 y en contra la opinión de sus padres partícipes de los Aliados, apoyó la neutralidad del país en la primera Guerra Mundial. Pese a la apariencia que su propagandismo carente de todo fundamento serio intentó hacerle creer a la sociedad argentina lamentablemente lavada en su cerebro por el dejar hacer y dejar pasar-, Perón fue un xenófobo desde muy joven y además un resentido negador del esfuerzo, del trabajo y del progreso. No surge otra irremediable conceptualización, cuando María Sáenz Quesada enseña: “Perón, que simpatizaba con las corrientes nacionalistas y argentinistas de la época, criticaba las consecuencias de la inmigración al advertir que la `honradez criolla´ desaparecía (…) contaminada por el torbellino de gringos muertos de hambre que diariamente vomitan los transatlánticos en nuestros puertos, (…) que no se acuerdan que cuando vinieron eran barrenderos, sirvientes y peones”.

Lo que deliberadamente omitió considerar Perón, es que “esos gringos” en primer lugar, arribaron a nuestro país en la mayoría de los casos, huyendo del hambre o de las persecuciones y matanzas masivas provocadas por gobiernos totalitarios. En segundo lugar y como lógica consecuencia de no poder vivir sin trabajar, seguramente y como lo haría cualquier ser humano honrado y acostumbrado a ganarse la vida con el sudor de su frente y no, amasando fortunas mediante la corrupción (por ejemplo al recibir millonarias coimas y quedarse con el dinero público del pueblo), se vieron obligados por las circunstancias a tener que trabajar en los oficios en los cuales se pudieran incorporar. Los inmigrantes dispuestos a empezar una vida nueva, trabajaron donde podían, en puestos humildes y que por cierto, resultan honrados y dignos a la condición humana. Asimismo, los dichos de Perón patentizan lo que en verdad era, dado que su posición discriminatoria y de manifiesto odio racial, ignora lo que sus propias expresiones en el fondo admiten. Quienes llegaron a nuestros puertos, no sólo lo hicieron para salvar sus vidas de la xenofobia ferviente en Europa. Lo hicieron, pagando por las pequeñas porciones de tierra para así ser propietarios y no esperando subsidios o beneficios gratuitos de ninguna naturaleza. De suyo, trabajaron esas tierras “de sol a sol” no escatimando esfuerzo ni sacrificio alguno. Lo mismo hicieron quienes, en cambio, se dedicaron al comercio. Y el progreso llegó no sólo para ellos individualmente, sino para la Argentina en su conjunto.

Y el arribo del Capitán Juan D. Perón a la política, no podía ser de otra forma que apoyando desde “el riñón” a la conspiración y golpista gobierno del general José Félix Uriburu, desde su puesto de ayudante del coronel Francisco Fasola Castaño. Luego participa activamente de la llegada al poder del General y excomandante en Jefe del Ejército Agustín P. Justo. Inclusive en todo el obrar conspirativo de los responsables de la década infame, Perón alabó la tarea de las clases media y alta de Buenos Aires. ¿Los pobres? ¿El pueblo? ¿Dónde estuvieron?

He dedicado un punto específico de mi trabajo para recordar al lector, sobre la abnegada labor del Embajador argentino en Alemania, Eduardo Labougle, haciendo conocer a los infames del gobierno en Buenos Aires, sobre la atrocidad nazi que se cernía sobre Europa y en especial sobre la idea de exterminar a los judíos. Los mismos infames que comulgaron y ayudaron a los responsables de la Shoá, ignorando totalmente la ayuda solicitada por el destacado diplomático a favor de ciudadanos naturalizados argentinos y judíos. Precisamente el demagogo y discriminador Juan Domingo Perón fue quien participó activamente del gobierno infame y luego, bajo su propia presidencia engendrada desde el golpismo, el que asiló y otorgó absoluta y completa impunidad a los jerarcas alemanes del horror.

Insisto una vez más; decía Maquiavelo: “Cada uno ve lo que parece, pero pocos palpan lo que eres”. ¿Habrá acertado en el caso Perón y su tan masiva ciudadanía adoctrinada que no pudo ni puede ver lo que tuvo y tiene ante sus narices? O será entonces contrariamente, que la cuestión se trata de “dejar hacer, dejar pasar”, pues nada me interesa y solo se quieren subsidios y facilismos aunque la Argentina se hunda en un pozo sin fondo. Perón, al final de la década infame, ex profeso se afincó en suelo italiano durante dos años. Despejemos cualquier duda al respecto. En 1939 el nacionalsocialismo alemán y el fascismo italiano ya habían difundido su propagandismo conspirativo de odio racial a los judíos y comenzaba la etapa de ejecución del exterminio. Comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Inclusive ya se había ejecutado la aterradora Kristallnacht, la noche de los cristales rotos el 9 de noviembre de 1938. La Licenciada Marcela Zadoff escribió al respecto.

Fabián Moscovich
Fabián D. Moscovich Abogado Matrícula Profesional 1. 29512 Matrícula Federal CSJN Tº 64 Fº 805 Representante de DH ante la CIDH.
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