InicioActualidad PolíticaLa globalización y la modernización en tiempos de desempleo

La globalización y la modernización en tiempos de desempleo

La modernidad y el entusiasmo por las potencialidades de la nueva ciencia, la tecnología y la revolución laboral al servicio de la mejora de la sociedad, tanto como los primeros atisbos de un sentimiento democrático y liberal, son fundamentales para una Nación próspera y armónica.

La creación de nuevas formas de ordenar los factores de producción y las nuevas modalidades laborales, son los pilares de la globalización proclamando repetidamente la supremacía y su mayor esplendor, cuando superan las fronteras nacionales.

La economía clásica, como la conocemos, se rinde y queda a merced de la globalización y su principal característica que es la economía digital o economía de plataformas.

Los avances tecnológicos desempeñan un papel fundamental dentro de la globalización, no solo se reducen y se optimizan los tiempos de trabajo y de producción, sino que las distancias tanto de los bienes como de los servicios se ven acotadas y quedan al alcance de la información tecnológica.

Los nuevos mercados laborales, la fuerza de la tecnología, la economía del conocimiento, son frutos de la globalización que se hallan en empresas y en negocios que funcionan a nivel local y también, a escala mundial.

Es claro que, desde el advenimiento de la Revolución Industrial, las tecnologías dieron un salto cualitativo que han culminado con la era de los aviones y sobre todo, con la internet. Pero, además de las posibilidades físicas de trasladar, mercancías, bienes, personas o ideas, resultan clave las políticas publicas que, en cada momento de la historia argentina, han querido o intentado facilitar o dificultar estas posibilidades, que hasta la actualidad, no han conseguido un desarrollo de una Nación próspera y futura.

Lo que hace única e insuperable a la globalización, es la convergencia entre las innovaciones tecnológicas, las modalidades del trabajo del futuro y las cualidades políticas abiertas que favorezcan a la integración de los mercados y a las economías del futuro.

También debemos mencionar que, la globalización produce cambios profundos en las reglas del juego de los mercados y la economía laboral. Hablamos de la forma de fijar y establecer nuevas pautas de organizar los factores de la producción y nuevas modalidades laborales, claro está, incorporando a la tecnología en dichos factores. También tenemos la obligación y el compromiso de pensar en la interacción de la economía de plataformas con políticas públicas que descansen, estas últimas, en certezas y no en meras conjeturas vacías.

Los factores productivos de tipo tecnológico modifican la imagen del mundo como lo conocemos y dan aliento a la confianza y creatividad de la razón humana, como creadora de recursos y como herramienta de pensamiento autónomo para desentrañar los vacíos de la irracionalidad, la violencia y los extremos.

El conocimiento del ser humano se debe entender como toda construcción compleja que aspire a estar sólidamente fundada sobre cimientos sólidos, entendibles y que soporten y den plena estabilidad al edificio de la razón, a esto lo llamo: inversión en capital humano.

Ahora bien, que la actividad económica y los mercados laborales hayan trascendido las fronteras demográficas y de los estereotipos clásicos, no es suficiente para caracterizar la etapa histórica en la que transita nuestro país. Al fin y al cabo, hubo momentos en la historia argentina en los que los mercados han estado abiertos al mundo y siempre hemos estado en función de las posibilidades tecnológicas que no supimos comprender, y, por lo tanto, legislar.

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