InicioActualidad PolíticaHacia un nuevo paradigma para la refundación de Argentina

Hacia un nuevo paradigma para la refundación de Argentina

La política es la búsqueda de los instrumentos para lograr el bien común en una sociedad. En la Argentina el art. 22 de la Constitución Nacional dice que el pueblo no delibera ni gobierna, si no por medio de sus representantes o autoridades creadas por esta Constitución, la misma expresa la duración de los mandatos tanto para el Poder Ejecutivo (elección del Presidente y Vice), como para el Poder Legislativo (Diputados y Senadores), como así también garantiza a cada Provincia el establecimiento de sus instituciones, el ejercicio de ellas y la elección de sus autoridades.

Por lo tanto la sociedad tiene la autoridad soberana de elegir sus representantes, si ellos traicionan su voluntad, no queda otra alternativa (si no es por juicio político) que terminen sus mandatos. Pero existen cientos de funcionarios que no son elegidos por el pueblo, son los que acompañan y colaboran con la gestión elegidos por nuestros representantes, que los hay buenos y decentes, y lo hacen con el fin de colaborar con el país, pero hay otros que solo responden a quien los convocó o a intereses corporativos, si se equivocan los relevan del cargo y subrepticiamente le dan otro, con menor visibilidad. Viven a expensas de una sociedad que paga sus impuestos, para sostener a parásitos que lucran a su expensa, y que paralelamente aprovechan sus influencias de ser ellos mismos el poder o estar detrás de este, para beneficiarse y enriquecerse en poco tiempo.

En su libro Carlos Nino, Un país al margen de la Ley, presenta una reconstrucción muy crítica a la vida institucional argentina, allí describe un escenario caótico donde las leyes se tergiversan, o se desconocen, las normas se proclaman pero no se cumplen, los deberes sociales, como la obligación de pagar impuestos se evaden y las transacciones con el estado se arreglan, esta situación Nino la llama Anomia Boba, porque proviene de un juego el que todos pretenden sacar ventajas y terminan de la peor situación posible. Si los dirigentes son los emergentes de esta sociedad la culpa no es exclusivamente de nuestra clase dirigente sino de una sociedad.

Acá nos detenemos, qué piensa la sociedad cuando vota,y ahí nos damos cuenta que a pesar de sus propios pecados esta hastiada, cansada y sin esperanzas, la política no le resuelve los problemas, cuando votan lo hacen obligados y con resignación, eligen no el mejor, sino castigando al anterior que no cumplió con sus promesas de campaña, quieren romper con la casta política que lo está hundiendo en la amargura y la resignación porque el día después de las elecciones a la sociedad NO le cambia nada, los problemas son los mismos, una economía endeble que apenas permite llegar a fin de mes a la mayoría de los argentinos, donde cada día hay una familia más debajo de la línea de pobreza, una inseguridad enquistada, donde el decente esta entre rejas y los delincuentes son los dueños de la calle, que salir a cumplir con las obligaciones es correr el riesgo de participar en una película de terror y ser protagonista de un noticiero del mediodía, donde la educación no es la prioridad de ningún gobierno, donde la pandemia dejó una secuela nefasta a todo nivel, sea sanitaria, psicológica o económica, con el temor de un nuevo rebrote cuando llegue el próximo invierno, donde nuestros jóvenes solo ven una puerta de salida, y es la puerta de salida del Aeropuerto Internacional de Ezeiza buscando nuevos horizontes, y emigrar a países que tengan previsibilidad, donde el mérito sea reconocido y que el estudio, el trabajo y sacrificio rinda sus frutos.

La sociedad tiene que cambiar, Esteban Bullrich cuando era Ministro de Educación lo enumeraba como “una nueva campaña al Desierto”, él sostenía que había que recuperar la cultura del esfuerzo, incentivar la innovación y la productividad, volver a ser un país normal donde existan diálogos y consensos para hacer política y el rechazo total a esa viveza criolla, al aprovechamiento del Estado por parte de unos pocos, o a la convivencia entre contratistas del Estado con funcionarios que favorecen a determinadas empresas de esos empresarios.

Pero para lograr ese cambio hay que participar, todos los ciudadanos decentes y bien intencionados, no es solo tarea de unos pocos que tienen formación académica, que es muy importante, pero no es todo, si no se tiene la sensibilidad social con sus semejantes, es tarea de todos involucrarnos en todas las cuestiones de gobierno que nos pueda afectar directa o indirectamente, adscribo al teorema de la Oportunidad Política“ Si la organización de las instituciones públicas es deficitaria , ingenua o injusta y el pueblo no participa (entonces) los dirigentes tiene allanado el camino hacia el ejercicio del poder hegemónico, su perpetuación y la impunidad para los comportamientos corruptos” por lo tanto tenemos que controlar a nuestros Representantes y hacerle saber que nuestra confianza se va a mantener mientras que ellos representen cabalmente los intereses del Pueblo que lo voto, y no los intereses de una corporación que lo pueda sobornar. Se debe fortalecer los valores éticos de la política, para ponerla al servicio de la persona humana y de la comunidad en la que se desarrolla. Necesitamos la eliminación de la lista sábana, que es totalmente obsoleta y reemplazarla por el voto de preferencias, aplicando el voto electrónico, cuando tengamos la certeza de que no sea manipulable y que ese sistema sea auditado por organizaciones que sean incorruptibles.

Estamos más allá del subsuelo, tenemos que edificar los cimientos de un nuevo país, más justo, más solidario, donde las diferencias se discutan y logremos consensos mínimos necesarios para refundar la Republica.

Escuchemos a quienes se postulan, que dice la Plataforma Política de su partido o coalición, escuchemos que nos dice, estudiemos su conducta moral, exijamos que digan la verdad, por más dolorosa que sea. La sociedad en su inmensa mayoría desea que los Políticos que los van a Representar sean un ejemplo de Capacidad, Ética y Trabajo, que no sean corruptibles, porque a pesar de sus propias debilidades, tropiezos y vacilaciones, desean una Argentina que se levante de sus fracasos y camine hacia los nuevos desafíos, un País que progrese y que se levante de sus propias ruinas.

Si bien conoce que se necesita años y no va ser en un Presente Inmediato, por lo menos dejar un país refundado para las nuevas generaciones

OJALÁ ASÍ SEA!!!

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