La jueza Elena Highton de Nolasco presentó su renuncia a la Corte Suprema de Justicia.
La ministra le informó telefónicamente su decisión al presidente Alberto Fernández . Luego le envió una carta formal fechada el 30 de septiembre. La salida se hará efectiva el 1° de noviembre.
“Tengo el agrado de dirigirme al Señor Presidente de la República con el objeto de presentar mi renuncia al cargo de Jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, con efectos a partir del 1 de noviembre del corriente año”, comunicó la magistrada.
“Saludo al Señor Presidente con las expresiones de mi consideración más distinguida”, completó.
Molesta por la falta de consenso, Highton de Nolasco fue una de las magistradas que no participó de la audiencia en la que se designó como nuevo presidente de la Corte a Horacio Rosatti. Sus allegados aseguran que la magistrada entendía que se había cumplido un ciclo en el cuerpo luego de la fractura registrada en la última reunión extraordinaria de acuerdos de la que tampoco participó Ricardo Lorenzetti.
Highton de Nolasco fue designada en 2004, tras una propuesta del entonces presidente Néstor Kirchner luego de la destitución de Eduardo Moliné O’Connor.
El 9 de junio de aquel año fue designada ministra de la Corte tras ser aprobada su candidatura con 51 votos afirmativos y 5 negativos.
Y el 1° de septiembre de 2005 fue elegida vicepresidente del Máximo Tribunal, tras la renuncia del juez Augusto Belluscio.
El 7 de diciembre de 2017 cumplió 75 años, la edad límite establecida por la Constitución para ejercer el cargo sin un nuevo acuerdo del Senado. Sin embargo, la jueza obtuvo un fallo judicial que le permitió continuar en el cargo. El gobierno de Cambiemos no apeló la decisión. En abril de 2017, había anticipado que su idea era continuar en la Corte mientras tuviera fuerzas para hacerlo.
Con la salida de Highton de Nolasco, se abre una puerta para que el Poder Ejecutivo proponga a un nuevo integrante del máximo tribunal, que vive una situación particular luego de la reciente renovación de autoridades. No obstante, no será un camino sencillo para el Gobierno: Alberto Fernández aún no logró el consenso necesario para la aprobación de su elegido para la Procuración, Daniel Rafecas.
Fuentes oficiales adelantaron que la idea del Presidente es proponer a una mujer para mantener la paridad de género.
El futuro de la Corte, sin Highton de Nolasco
Según su círculo íntimo Elena Highton de Nolasco votó con buena fe y esperanza a Carlos Rosenkrantz en 2018, esperando que hubiera un cambio de figuras, pero que se siguiera con las políticas de estado de la Corte que ella suscribió durante años.
Nada de eso ocurrió.
Ni bien iniciado ese período, se transformó en una crítica de la gestión de Rosenkrantz y la conclusión fue la traumática elección de Horacio Rosatti, del pasado 23 de septiembre, deteriorando un prestigio que la Corte había ganado y que ahora se perdió al punto de mostrar una imagen negativa del 70% según la mayoría de las encuestas que circulan en el mercado.
Rosenkrantz pocas veces logró mayorías. En sus primeras declaraciones dijo que “no hay mayorías estables” y eso afectó gravemente su presidencia, porque lo que la sociedad espera de la Corte es que haya mayorías estables en los fallos para dar seguridad jurídica. Lo cierto es fue una Corte que no generó seguridad jurídica y su presidente siempre votó en minoría, lo cual debilitó su figura.
En este período no se dictaron sentencias importantes como ocurrió en los años anteriores. Los casos de Bruglia/Bertuzzi y el derecho a la educación en la pandemia, surgieron por presión de la sociedad en conflictos circunstanciales, pero no fueron grandes fallos emanados de la agenda propia de la Corte.
Highton se quejó también de que no hubieran declaraciones públicas en defensa del Poder Judicial bbque, en estos años, sufrió un fuerte retroceso.
Por ejemplo, el primer discurso de Rosenkrantz en la apertura del año judicial fue tan rechazado por los jueces y juezas que asistieron, al punto de que nunca más volvió a realizarse.
Rosenkrantz asumió prometiendo desempeñar un rol de jurista, pero lo cierto es que no hay ninguna sentencia suya que haya sido dictada en estos años que permita considerar que se ha establecido un criterio importante.
Highton estuvo siempre muy vinculada al Poder Judicial y en varias oportunidades se molestó por tener que soportar las críticas por la inacción de Rosenkrantz.
El Poder Judicial ha quedado muy debilitado por la falta de políticas públicas. Se dejaron de hacer las Conferencias Nacionales de Jueces donde se fijaban las bases del funcionamiento del Poder Judicial.
El Centro de Información judicial, baluarte importante en la defensa de los magistrados, fue desactivado sin permitir que se comunique información judicial relevante de los tribunales inferiores. La información que se publica sólo corresponde a la Corte y es muy limitada.
En ese momento también comenzó una “etapa oscura” de la Corte, ya que empezaron todo tipo de denuncias de un ministro contra el otro, primero contra Lorenzetti con la finalidad de desplazarlo de la presidencia y luego se fue deteriorando la situación. Se creó un clima de desconfianza que no había existido con anterioridad, al menos después de la Corte de los noventa, y mucho menos desde el 2005 hasta el 2018.
El salario real tuvo una pérdida significativa, muy importante, que ha motivado la queja constante del gremio, y los paros de los judiciales volvieron, luego de una larga época en la que habían cesado.
También hay muchas quejas porque la Corte estuvo ausente en leyes importantes para la independencia del Poder Judicial. Fue reformada la ley de impuesto a las ganancias, lo que generó la derrota de una de las banderas históricas de la Asociación de Magistrados. Se reformó la ley de jubilaciones en perjuicio de magistrados y funcionarios del Poder Judicial, porque se aumentaron los aportes y se bajó el haber jubilatorio. Ya en el final de su mandato, Rosenkrantz no adoptó ninguna posición en relación al sometimiento de la justicia nacional al Tribunal Superior de la Ciudad Autónoma.
La obra social entró en una crisis terminal, y las quejas de los gremios, los comunicados de todas las listas de las diversas asociaciones de jueces y funcionarios son elocuentes del derrumbe de un sistema que había sido elogiado. No hubo medidas inspiradas desde la presidencia a pesar de los reclamos de todos los sectores.
La elección de Horacio Rosatti por procedimientos irregulares, falta de cortesía y hasta el recurso del autovoto, fue lo que colmó la paciencia ya agotada de Highton.
Lo que sigue
Es una Corte en la que las mayorías seguirán siendo inestables.
Rosenkrantz se excusó en más de 100 causas y por lo tanto no vota en las más relevantes. Su opinión generalmente no coincide con la de Rosatti y la de Maqueda. En la mayoría de las decisiones necesitarán de Lorenzetti, quien a su vez, está más cerca de Rosenkrantz que de Maqueda y Rosatti.
Las mayorías serán muy difíciles porque en una Corte de cuatro, se necesitan tres, tanto para los casos judiciales como para los administrativos.
Se abrirá entonces un período de negociación constante, donde es probable que prevalezca quien más habilidades tenga para moverse en ese contexto.
También habrá que tener en cuenta qué suceda con el futuro de Juan Carlos Maqueda, porque todos señalan que se jubilaría antes de fin de año.