InicioActualidad PolíticaDependencias, una mirada desde Córdoba (PARTE 2)

Dependencias, una mirada desde Córdoba (PARTE 2)

En la última nota que publiqué titulada: “Dependencias, una mirada desde Córdoba”, donde analizaba el desconcierto que produjo la toma del poder del Talibán, luego de la retirada de los Estados Unidos de Afganistán; caratulándolo como una traición y por analogía ponía de manifiesto que el joven Estado de Israel no podía depender en su seguridad y subsistencia ni de los Estados Unidos, ni de Europa, ni de la OTAN, ni de nadie por acontecimientos ocurridos en la historia reciente, donde el mundo le dio la espalda al pueblo judío, dejándolo solo -sin ningún tipo de cobijo o protección- bajo las garras del nazismo, el asesinato masivo más cruento de los anales de la historia de la humanidad,  lo que todos conocemos como la tragedia del Holocausto o Shoá.

En estos días, un gran país como la India se ve sorprendida también por los acontecimientos vinculados al abandono de Afganistán por parte de los Estados Unidos. Aquí también llegó -para quedarse- la desconfianza hacia las políticas exteriores “MADE IN USA”. Como puede observarse la rapidísima retirada dispuesta inconsultamente por Joe Biden ha producido una impresionante y acelerada desestabilización en toda la región.

Ahora la República de la India se siente desamparada en su permanente conflicto con el Estado de Pakistán un país islamista de gran inestabilidad, que posee y controla sus propias armas nucleares.

Hagamos una muy breve historia de la guerra de secesión que tuvo la India al independizarse de los ingleses, ya que estos últimos le habían dado una gran cantidad de armas a la población islámica, fieles a su reconocida política aplicada en todo el mundo: “DIVIDIR PARA REINAR”, que tan óptimos resultados y beneficios le brindó a la corona británica por siglos, produciéndose de esta forma una sangrienta separación.

Así es que, al volverse independiente la India de los británicos el 15 de Agosto de 1947, se segrega en el mismo momento un país ignoto hasta entonces, un nuevo Estado al que se le denomina Pakistán (nunca antes había existido allí un país con ese nombre); situación que produce un movimiento de millones de refugiados: Hindúes y otras etnias tuvieron que escapar para no ser víctimas de la imparable violencia e intolerancia islámica, y los musulmanes de las tierras hindúes, que huyeron rápidamente hacia el nuevo país para evitar las consabidas represalias que pudieran acaecer.

Es para notar que Pakistán nació prácticamente al mismo tiempo que el estado de Israel (El 29 de Noviembre de 1947 las Naciones Unidas ordenan la partición del territorio que quedaba del Mandato Británico de Palestina, luego que los ingleses regalaran una buena parte de este territorio, creando por su cuenta y orden el Estado Palestino de Jordania “SIC”) , aunque son bien conocidas las raíces históricas del pueblo judío con Israel, a diferencia de Pakistán que no tenía un especial enraizamiento con el territorio independizado. Sin embargo, ningún país del mundo cuestiona la existencia de Pakistán en el concierto de las naciones, ni la impresionante cantidad de refugiados que esta situación produjo.

Un total de 7.226.600 musulmanes huyeron de la India y se exiliaron en Pakistán y una cantidad de 7.295.870 de hindúes y sijs escaparon del flamante estado de Pakistán refugiándose en la India.

En total los refugiados suman más de 14 millones y medio de personas sin que se conozca de las Naciones Unidas ninguna política que ponga en jaque a ninguno de los dos países por esta cuestión.

Pero, a Israel no se le perdona su independencia, se cuestiona su existencia y se intenta hacerla colapsar obligándola a recibir en su tierra a todos los árabes que se fueron de allí cuando sus jeques les dijeron que abandonaran la región, ya que los judíos serían aplastados y arrojados al mar por las fuerzas armadas de los países vecinos, pudiendo así –al retornar- quedarse con todos los bienes de los judíos. Sabemos muy bien como terminó esa historia y también conocemos de sobra como son usados los refugiados palestinos para conseguir fondos en todo el mundo y que raramente llegan a los verdaderos necesitados.

Pero retomemos nuevamente el eje de esta nota; la pregunta del millón es si la India después de la salida de los Estados Unidos de Afganistán con el equilibrio que su presencia brindaba en la región, ahora se volcará a los brazos abiertos de una gran potencia como Rusia, conducida con mano de hierro por un hábil estadista como Vladimir Putin, quien cada vez se muestra más alineado con China. O tal vez recordará que desde Moscú se traicionó a la India cuando en vez de advertirle sobre la invasión del Tíbet por parte del ejército del país de la Gran Muralla le dijeron que sólo se trataba de unas maniobras militares, lo cual hizo que las fuerzas armadas hindúes no se movilizaran, quedando así el indefenso Tíbet totalmente desamparado y ocupado territorialmente por China, que por si alguien no tiene  en claro el mapa de esa impresionante región de oriente, es un país limítrofe con la India.

Finalmente el brillante juego de la desestabilización en Asia sigue abierto de par en par, tras la fugaz retirada de los Estados Unidos de suelo afgano, como una partida de dominó en la que aún no se han puesto todas las fichas, por lo que resta saber con las últimas jugadas “quien domina a quien” en un partido al que a nadie se lo puede dar por ahora como claro ganador, aunque muchos apuesten a otro juego: La perinola, que ya es un tanto demodé, que luego de rotar y rotar está cayendo demasiadas veces mostrando la cara que dice: “TODOS PIERDEN” .

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