InicioActualidad PolíticaMilei, la nueva cara con ideas a pura libertad

Milei, la nueva cara con ideas a pura libertad

Javier, hijo de colectivero, vive con sus padres. “Es momentáneo”, aclara. Una relación muy distinta dicha por él, con ellos, pero la pandemia los ha unido, junto a su hermana haciéndose cargo y ocupándose de sus padres constantemente. Esta nueva convivencia le provocó cambios físicos evidentes: “Durante la cuarentena bajé 10 kilos. Desde que estoy con mis padres dejé el delivery y empecé una alimentación ordenada”.

El amenazante ante las encuestas

Los analistas políticos lo presentan como una amenaza para el establishment político. Él dice que viene a romper el status quo. Palabra moderna de hoy en día, utilizada por varios candidatos políticos.

Su padre colectivero, cuenta: “Crecí en Villa Devoto, en una típica familia de clase media: papá colectivero y mamá ama de casa. Mi viejo arrancó manejando un colectivo y terminó teniendo siete líneas de colectivos. Una máquina de laburar. Todo mérito de él.

Javier de chico en su infancia con su familia, madre, padre y su hermana
Javier, de niño en el colegio Cardenal Copelo, en Villa Devoto

¿Sufrió bullying?

No sé. Siempre vas a encontrar algo que no te guste y seguramente yo hice algo que a alguien no le gustó. Hoy ese tipo de cosas me parece que están demasiado exacerbadas y estamos creando una generación de cristal. No le podes decir nada a nadie.

Su primer trabajo

¿Cuál fue su primer trabajo?

En un club de tenis, cuando tenía 16 años, atendía la barra.

“Los arqueros somos tipos raros”

Antes de ponerse el traje de economista, Javier Milei se vistió de arquero. Dice que era bueno. “Empecé a jugar en el colegio. Y frente a algunas injusticias de las que fui víctima siendo un niño de 9 ó 10 años… ¿Cuáles? Padres asumiendo el rol de árbitros con fallos cuestionables que beneficiaban a un equipo… Al final, me fui a jugar a otros clubes”.

Siempre fui una persona con mucho temperamento, aún con 9 años. Jugué en el club Alvear, después me pasé a El Ideal, que usaba los colores azul y amarillo… En esa época yo era hincha de Boca. Así, llegué a “Chacarita Juniors”.

Aquí la foto de Javier en el arco

Sobre el arquero: Es verdad. El arquero tiene una personalidad y una aptitud psicológica muy diferente al resto del equipo. Se viste distinto y es el único que puede jugar con las manos. Es muy solitario, grita los goles solo. Además, juega con la tribuna en la espalda.

Según sus conocidos, él era buen arquero.

De arquero a cantante de rock

Llegó hasta la cuarta división. ¿Por qué dejó?

Por la economía, en el año 89.

El mismo año que dejó el fútbol y se convirtió en cantante de rock. ¿Cómo fue eso?

Yo entrenaba seis horas por día y cuando dejé de jugar al futbol me di cuenta de que tenía mucho tiempo libre. Entonces armé una banda de rock, Everest. No toco ningún instrumento, tampoco estudié canto. Cantaba, sí, porque me salía así intuitivamente.

¿Era buen cantante?

Era mejor jugador de fútbol (se ríe).

¿Llegó a presentarse “en vivo” con Everest?

Sí, tocábamos en bares de Palermo. Tocamos en uno que se llamaba Pizza Bar y lo abarrotamos de gente. Se armó un pogo tremendo y terminamos rompiendo un ventanal. Al final, lo que ganamos esa noche lo usamos para pagar el vidrio… Hacíamos temas de Rolling Stones y otros que componía junto al baterista.

La pasión por la economía a los 11 años

Javier Milei suele decir que decidió estudiar economía por las razones equivocadas y que se apasionó con la economía por las razones correctas. Aclara: “Decidí que iba a ser economista a los 11 años, en medio de la crisis de la tablita cambiaria. Yo vi un profundo shock que generó redistribución del ingreso. En ese contexto, pensaba ”bueno”, si vos querés comprar las cosas que el dinero te puede brindar tenés que ganar dinero. Y para ganar dinero tenés que estudiar economía”, ese fue su razonamiento con 11 años.

¿Qué hace en su tiempo libre?

Leo mucho, sólo economía, y disfruto de mis hijitos.

Cada vez que Javier Milei se refiere a sus perros, dice “los chicos”. Tiene cinco mastines ingleses. Conan es el mayor y líder de la manada. “Hace unos años me hizo abuelo”, dice el economista. Los cuatro cachorros tienen nombres de economistas: Murray (por Murray Rothbard), Milton (por Milton Friedman), Robert y Lucas (los dos por Robert Lucas).

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